Parroquia Ntra. Sra. de la O

Chipiona (Cádiz)

Partículas de formación... Eucaristía II

Lun, 06/07/2020 - 09:58 -- alsa

Queridos fieles, hoy quiero dedicar la formación a la Eucaristía. Más en concreto a las posturas en la misma. Muchas veces pensamos que no tiene nada que ver, y no se le da importancia a lo que hacemos. Por eso, basándonos en el la Instrucción General del Misal Romano (IGMR), quiero enseñaros el sentido de las posturas en Misa.
De hecho, el Nº 42 de la IGMR dice lo siguiente:
“Los gestos y posturas corporales, tanto del sacerdote, del diácono y de los ministros, como del pueblo, deben tender a que toda la celebración resplandezca por el noble decoro y por la sencillez, a que se comprenda el significado verdadero y pleno de cada una de sus diversas partes y a que se favorezca la participación de todos. Así, pues, se tendrá que prestar atención a aquellas cosas que se establecen por esta Instrucción general y por la praxis tradicional del Rito romano, y a aquellas que contribuyan al bien común espiritual del pueblo de Dios, más que al deseo o a las inclinaciones privadas.
La uniformidad de las posturas, que debe ser observada por todos participantes, es signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para la sagrada Liturgia: expresa y promueve, en efecto, la intención y los sentimientos de los participantes”.

Las principales posiciones del cuerpo son:

- De pie: es una actitud de respeto hacia alguien al cual debemos atención; es el signo de la alegría y de la libertad; durante la lectura del evangelio significa también nuestra prontitud en realizar lo que el Señor quiere comunicarnos.
“Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el sacerdote se dirige al altar, hasta la oración colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y la oración universal; además desde la invitación “Orad hermanos”, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo” (IGMR 43).

- Sentados: es la actitud de quien escucha a alguien que habla; es el signo de quien se hace discípulo, alumno, de quien quiere aprender. Es la actitud de quien reflexiona, medita y ruega en silencio.
“En cambio, estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión” (IGMR 43).
- Arrodillados: es la actitud de quien se siente pequeño delante de Dios. El corazón se hace pequeño con el cuerpo delante de la infinita majestad de Dios. Es una actitud de humildad, penitencia, adoración y de intenso recogimiento en la oración personal.
“Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración (IGMR 43).
Pero también tenemos que tener en cuenta cuándo hay que hacer genuflexión y cuándo inclinación de cabeza. Los Nº 274-275, nos explican muy bien en qué consiste cada uno y cómo relizarlo:
La genuflexión, que se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual.
En la Misa el sacerdote que celebra hace tres genuflexiones, esto es: después de la elevación de la Hostia, después de la elevación del cáliz y antes de la Comunión.
Pero si el tabernáculo con el Santísimo Sacramento está en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y los otros ministros hacen genuflexión cuando llegan al altar y cuando se retiran de él, pero no durante la celebración misma de la Misa.
De lo contrario, todos los que pasan delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión, a no ser que avancen procesionalmente.
Los ministros que llevan la cruz procesional o los cirios, en vez de la genuflexión, hacen inclinación de cabeza.
Con la inclinación se significa la reverencia y el honor que se tributa a las personas mismas o a sus signos. Hay dos clases de inclinaciones, es a saber, de cabeza y de cuerpo:
a) La inclinación de cabeza se hace cuando se nombran al mismo tiempo las tres Divinas Personas, y al nombre de Jesús, de la bienaventurada Virgen María y del Santo en cuyo honor se celebra la Misa.
b) La inclinación de cuerpo, o inclinación profunda, se hace: al altar, en las oraciones Purifica mi corazón (la hace solo el sacerdote justo antes del Evangelio) y Acepta, Señor, nuestro corazón contrito (la hace solo el sacerdote justo después del ofertorio); en el Símbolo (Credo), a las palabras y por obra del Espíritu Santo o que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; en el Canon Romano, a las palabras Te pedimos humildemente. El diácono hace la misma inclinación cuando pide la bendición antes de la proclamación el Evangelio. El sacerdote, además, se inclina un poco cuando, en la consagración, pronuncia las palabras del Señor”.
De esta manera, podemos celebrar más dignamente la Eucaristía, sabiendo el significado de los gestos que hacemos, y entrando en el Misterio de Dios hecho carne.

Antonio Luis Sánchez, párroco.

 

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